Petroxic: Odios viejos para pueblos nuevos
Dicha
realidad fue manifiesta para mí en el 2016, año del mal llamado Plebiscito por
la Paz en Colombia, dicho ejercicio y todo lo que rodeó el Acuerdo de la
Habana, lejos de ser un instrumento de paz para el país, fue catalizador de
odios que desgarró familias y con ellas la fibra misma de la sociedad
colombiana que tantos años había costado remendar.
Hoy
Gustavo Petro confirma mi tesis, luego de dos años de un gobierno abiertamente
mediocre, inepto y vedado por las sombras de escándalos de corrupción y abusos
de poder, el único camino que le queda a Petro para mantenerse indefinidamente
en el poder es inocular odio desde que se levanta (bien entrado el medio día)
hasta que se acuesta. Alimentar la polarización y el odio en el país es su
obsesión enfermiza y su estrategia para ambientar una guerra civil en donde él
se engrandecería en un éxtasis de poder y sangre que lo ungiría como emperador
supremo de Colombia, sé que suena absurdo pero sin duda alguna ese es su sueño.
Todos
los días encuentra un nuevo némesis culpable de todas las atrocidades que
suceden en el país y en su imaginación, los villanos son tan variopintos, como
las ideologías de Roy Barreras y Benedetti, pero comparten un común
denominador: Todos los enemigos de Petro son personas que en algún momento de
sus vidas manifestaron un mínimo desacuerdo con los postulados del Jefe de
Estado, como si compartir su ideología otorgara una divina indulgencia sobre
cualquier error y de facto abriera las puertas del trono celestial de la
superioridad moral.
Así
las cosas el único legado que nos dejará el gobierno Petro será la toxicidad de
los viejos odios de la lucha de clases y el discurso refrito de los ricos como
verdugos del universo, odios que se forjaron en épocas de antaño de guerras
frías y cortinas de hierro, que poco o nada tienen que ver con las nuevas
generaciones digitales a las que les basta con tener algo de creatividad y un
smartphone para hacerse millonarios y sacar de apuros a toda su familia. Por
ello es fundamental que esa generación, la más educada y con mas oportunidades
de la historia de la humanidad, no caiga en la trampa de volverse soldado de
una guerra que terminó hace años y que solo sobrevive en las mentes de viejos
guerrilleros curtidos en la lucha armada insurgente, que terminaron por
transformarse en traquetos o en presidentes; es imperativo que esa nueva
generación proteja el alma de todo un país que desde hace décadas cree, sin
prueba alguna, que es posible vivir en paz.
Jorge Rodríguez
IG: @JorgeRC11945
X: @JorgeRC11945
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