Timonazo a la derecha: Perspectivas acerca del futuro del Centro Democrático desde la juventud
Por estos días Colombia está revolucionada, y no es para menos, el 4 de
agosto la Corte Suprema de Justicia (CSJ) dictó medida de aseguramiento contra
el expresidente Álvaro Uribe Vélez, el político más importante de los últimos 30
años en nuestro país. Como era de esperarse, este anuncio ha generado una
oleada de sentimientos encontrados, en una orilla están quienes se alegran y
celebran la decisión (en su mayoría sin entender los “argumentos jurídicos” de
la CSJ para tomarla) y en la otra estamos quienes nos sentimos indignados y
preocupados al ver como la justicia en Colombia se ha metido en la cama con los
criminales, lavándoles la cara y dejando en libertad a narcotraficantes,
asesinos y violadores del calibre de Santrich, pero al tiempo privando de la
libertad a quienes desde la legalidad combatieron de forma frontal a esos
mismos delincuentes y que materialmente acabaron con la zozobra y desesperanza
que carcomía a Colombia en los años 90. Sin embargo, hoy este espacio no estará
dedicado a hablar de esa infame decisión de la CSJ, sino a discutir sus
consecuencias para el futuro del Centro Democrático (CD) y a ofrecer una perspectiva
de este, desde el punto de vista de la juventud.
Sin lugar a dudas la detención del expresidente Uribe será un punto de
inflexión para el CD pero dependerá de quienes hemos enarbolado esas banderas
durante años definir si será un punto de inflexión que marcará el inicio de una
debacle, o si por el contrario será un punto donde inicie un resurgimiento del
uribismo (que es mucho más grande que el partido), que nos llevará a consolidarnos
nuevamente como la principal corriente y fuerza política del país.
Para salir fortalecidos de esta tormenta el camino no es sencillo, pero si
es muy intuitivo y está fundamentado en algo muy simple: Escuchar. Escuchar a
quienes durante años han apoyado cada una de las iniciativas y/o proyectos
electorales del CD; escuchar a esa inmensa base de militantes y simpatizantes
que en su gran mayoría se definen a si mismos como de derecha. No podemos
seguir jugando el juego de intentar agradar a medios de comunicación y colectivos
que sin importar que tanto cambiemos nuestro discurso, jamás nos van a apoyar.
Debemos en cambio, defender, apoyar y promover a quienes siempre nos han dado
su lealtad y que en los últimos años han visto como la colectividad a la que
apoyaron sencillamente les da la espalda y los olvida. Es menester que el CD
como representación política del uribismo, de un timonazo hacia la derecha y se
encuentre allí con sus bases para que juntos sigamos dando la pelea por la libertad,
la democracia y la prosperidad de Colombia.
Pero ahora, ¿A que me refiero con derecha? En lo personal entiendo a la
derecha como aquella línea de pensamiento que defiende 3 derechos o valores
fundamentales: Vida, propiedad y libertad. La vida como derecho sagrado e
inviolable desde su concepción hasta su final natural; la propiedad como
derecho fundamental y cimiento de cualquier civilización organizada moderna y
la libertad de hacer, pensar y decir lo que se quiera siempre y cuando esto
respete los 3 derechos fundamentales de los demás. También entiendo a la
derecha como una ideología que defiende a la familia tradicional desde un punto
de vista personal, sin imposiciones; como una ideología temerosa de Dios pero
con un profundo respeto por las demás creencias; una ideología que defiende y promueve
la iniciativa privada y el emprendimiento, pero que también entiende la
necesidad de apoyar a quienes por circunstancias ajenas a su voluntad necesitan
de un empujón para salir de situaciones de miseria, esto sin caer en el asistencialismo,
paternalista, populista y eterno que en vez de acabarla, hace que la miseria se
perpetúe y se multiplique.
Si como partido tenemos claros y defendemos estos principios puedo
asegurar que en el 2022 volveremos a tener un presidente de esta casa, lo
anterior por la sencilla razón de que estos valores son los que mueven a la
inmensa mayoría de colombianos que se levantan día a día a trabajar para tener
un mejor futuro, es a ellos a quienes tenemos que reconquistar.
Desde el punto de vista de atraer a las nuevas generaciones a nuestras
filas, la aproximación también debe cambiar, en vez de tratar de moldear
nuestro discurso a los parámetros y términos de la izquierda, lo que debemos
hacer es demostrar, desde un punto de vista objetivo y con todas las
herramientas que nos regala la historia, que nuestras ideas son superiores en
todo sentido y que las de la izquierda solo han generado genocidios, miseria y
hambre donde quiera que se hayan implantado. En palabras de Espinosa de los
Monteros “No vinimos a caerles bien, vinimos a combatirles”. Y esto no se trata
de odios ni de más polarización incendiaria, se trata de un debate respetuoso
pero contundente en el plano de las ideas que fomente una conversación democrática
y plural con nuestros contrarios que a su vez fortalezca la naturaleza
republicana de nuestro país. El hecho de pensar diferente no se traduce en que
nos tenemos que odiar a muerte, al menos eso debemos tener claro después de 70
años de guerra fratricida en nuestro país.
La invitación es entonces a definir el discurso, a cerrar filas y a
hacer lo que lo que los uribistas sabemos hacer mejor: Trabajar, trabajar y
trabajar para demostrarle al país, una vez más, que somos un partido lleno de
amor patrio que solo sueña como ver a Colombia florecer con seguridad,
inversión, cohesión social, un Estado austero y un dialogo permanente con la
ciudadanía. Valores esbozados y probados en el fuego por un gran hombre a quien
admiro profundamente y a quien el mejor homenaje que se le puede hacer en estos
difíciles momentos es la difusión y continuidad de su legado.
Jorge Luis Rodríguez Cortés
@JorgeRC11945
Totalmente de acuerdo con tu comentario y reflexión.
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